VerdCamp Fruits

Horticultura regenerativa en Cambrils, Tarragona.

Verdcamp Fruits es una empresa hortofrutícola ubicada en Cambrils (Tarragona). Producen y distribuyen una gran variedad de verduras y frutas mediante agricultura regenerativa, ecológica, de proximidad, con producción integrada, etc. Constituida en 1989, esta sociedad agraria de transformación cuenta con una superficie cultivada de 300 hectáreas y unas instalaciones de 4.000 m2 donde manipulan, enfrían y preparan el producto según la demanda de cada cliente.

“Queremos que la producción de VerdCamp Fruits vaya de la mano de la naturaleza y no en su contra. Con la horticultura regenerativa hemos hecho que nuestros cultivos pasen de ser el problema a ser parte de la solución.”

La empresa es fruto de una larga tradición hortofrutícola que se remonta a 1933, cuando la familia Barrabeig-Tost se instaló en la actual finca Masia Barrabeig.

A día de hoy, VerdCamp Fruits produce frutas y verduras que alimentan a gente de varios países de la Unión Europea y de otros países no comunitarios. Desde el punto de vista humanitario, ayudan en proyectos sociales de UNICEF, Cruz Roja y el Banco de Alimentos, entre otros.

VerdCamp quiere muchos esfuerzos en su política medioambiental, ya que son conscientes de la limitación de los recursos del planeta. Para adaptarse, intentan tener el menor impacto posible en el medio.

Objetivos de la finca

  • Producción ecológica y regenerativa en ampliación constante.
  • Fomento de reservas para la fauna auxiliar y autóctona de la zona.
  • Recuperación de variedades autóctonas, muchas de ellas actualmente descatalogadas.
  • Uso de técnicas de riego y consumo eléctrico eficientes.
  • Consumo de recursos locales y de proximidad, así como reciclaje de residuos generados.
  • Cálculo de la huella de carbono de sus productos.

Técnicas regenerativas destacadas

Más allá de las técnicas regenerativas habituales, en esta finca aplican:

Preguntas clave

Empezamos a aplicar técnicas de agricultura regenerativa cuando entendimos que el suelo era una parte importante de nuestro sistema productivo, hace unos 7 años. La mayor transformación la hicimos en el 2018, aproximadamente, cuando empezamos a incorporar conocimientos del master de agricultura ecológica de la universidad de Barcelona.

Primero nos centramos con la parte aérea, buscando tener el máximo de biodiversidad en los campos y romper con el monocultivo; posteriormente pusimos la mirada en el suelo. Empezamos por protegerlo a través de cubiertas vegetales, procurando que la tierra estuviera lo más cubierta posible, y terminamos con lo que llamamos cultivos 360, donde son los propios cultivos los que hacen de cubierta vegetal una vez cosechados y tienen diversas funciones según la especie. Pueden desde mejorar la cantidad y diversidad de polinizadores hasta producir un “efecto ascensor” en el suelo, movilizando los nutrientes hacia las plantas cultivadas.

Cuando alguien me pregunta cómo puede hacer todos estos cambios, le digo “Comenzando”. Arrancas con pequeñas acciones o fincas pequeñas y vas implementando más y más a medida que te van saliendo bien las cosas y la empresa gana confianza con el modelo regenerativo.

Lo más importante de lo que aplicamos es el cambio de visión. Antes nos enfocamos sólo en el cultivo y ahora tenemos un prisma mucho más amplio, de todo el sistema. Hoy en día sabemos que debemos gestionar también los aspectos y funcionalidades ecosistémicas de la periferia de nuestra finca y territorio, incluyendo las plantas adventicias o arvensas.

Más allá de este aspecto general, hemos rebajado el regio aplicamos importantes cubiertas vegetales que se transforman en acolchados vegetales para erradicar los plásticos o biofilms de los cultivos y minimizar la labrada o incluso eliminarla. En este sentido, hemos innovado mucho con la aplicación del Roller Crimper. Hemos realizado pruebas en 14 cultivos, 27 cubiertas y 17 fincas diferentes, con más de 1.500 tratamientos diferentes para recoger datos durante estos años. Es el mayor estudio de Europa en esta técnica en fincas hortícolas. Hemos creado la técnica del Roller híbrido que consiste en poner un biofilm en el que plantamos para mejorar la temperatura e igualar las condiciones de lo que sería un labrado con plástico. Últimamente también estamos probando lo que llamamos “ Roller acumulatiu” que trata de soldar unas pequeñas varas en el Roller que consiguen concentrar en el biomasa en unos puntos concretos y allí plantamos. Es una forma de imitar la labor del plástico: evitar las hierbas adventicias y conservar la humedad del suelo.

Otra cosa a tener en cuenta es que hemos cambiado mucho la forma de fertilizar el suelo. Veníamos de una mentalidad convencional de aportar minerales directamente al suelo y ahora lo hacemos de forma mucho más integral; se debe mejorar todo el sistema a largo plazo para que mejore el suelo y su fertilidad. Utilizamos compostaje con una relación carbono-nitrógeno mucho más alta, con el triple de carbono que antes. Mezclamos restos vegetales propios con restos de poda que nos proporcionan campings cercanos.

Nuestra innovación estrella, que incluso nos invitaron a patentarla, es el Intercropping floral, una técnica que consiste en plantar flores en medio de los cultivos para mejorar la polinización y la biodiversidad asociada a los cultivos. También hemos creado ambientes favorables para los polinizadores con varios hoteles de insectos, plantación de especias aromáticas y arbustivas, colocación de bandas florales que ejercen de corredores de biodiversidad y están diseñadas con un calendario para que haya flores durante todo el año, etc. Además, creamos el concepto “ campings de insectos”, cogiendo cañas y troncos y perforándolos para crear un refugio móvil de polinizadores de forma económica, y los “bungalows de insectos””, los cuales son troncos de pino con más de 5.000 agujeros de entre dos milímetros y un centímetro de diámetro. Funcionan muy bien.

Nuestro objetivo es intentar que todas estas prácticas se vuelvan habituales y sean fácilmente escalables y aplicables a todos los cultivos, ya que cada uno tiene sus particularidades.

Este invento surgió de un problema importante que teníamos hace más de 10 años en el control de pulgón en sandías, que coincidía con la época clave de polinización, y que con métodos intensivos no lográbamos solucionar. Intentamos aplicar productos ecológicos (jabones, aceites, etc.) y tampoco lo salíamos. Teníamos que hacer cambios drásticos porque no controlábamos el pulgón, matábamos las abejas y encima nos gastábamos mucho dinero. Así vimos que si teníamos suficiente fauna auxiliar, el sistema podía llegar a equilibrarse solo. Eso sí, debía ser fauna autóctona porque la liberación de insectos auxiliares de compra tampoco funcionaba. La fórmula era tener flores para atraer a la fauna de ahí mismo.

Sólo durante el primer año ya probamos con más de 30 especies distintas de plantas florales, experimentando para ver cuáles funcionaban mejor y si iban en sincronía con nuestros cultivos. Entonces el problema era cómo aplicarlo, porque sembrar semillas de plantas florales alrededor de la finca era muy caro y tampoco acababa de salir bien. Una noche mientras dormía me desperté con la solución: al igual que plantamos cultivos, ¿por qué no plantar las flores directamente? Parece muy sencillo pero en ese momento esto no estaba haciendo nadie. Es más, mi propia familia me decía que sacara las flores porque crearían competencia a los cultivos en la polinización, que las abejas preferirían las flores. Estuvimos a punto de arrancarlas todas y suerte que no lo hicimos porque funcionó. Ahora lo aplican en muchos más sitios y en todas partes funciona.

Además, si está bien hecho y con la especie correcta, no pierdes terreno productivo porque se mezclan las flores y cultivos sin hacerse competencia.

Tenemos mucha variedad de verduras y frutas. Entre nuestros productos encontramos coles, coliflores, brécoles, escarolas, lechugas, acelgas, alcachofas, perejiles, puerros, calçots, hinojos, guisantes, habas, calabazas, calabacines, berenjenas, pimientos, sandías… Tenemos 300 hectáreas, de las cuales un 35% están certificadas como ecológicaspero realmente podríamos hacerlo todo con agricultura ecológica y gran parte con regenerativa. De hecho, muchas prácticas ya las aplicamos en todas las fincas. Gracias a esto y el cambio de mentalidad que hemos hecho, hemos pasado de exportar el 70% de nuestros productos a que actualmente sea a la inversa, el 70% se consume en Cataluña. También hemos diversificado mucho nuestra producción y hacemos cultivos rotativos y asociativos; al principio sólo teníamos tres productos a la venta.

Por un lado, hemos visto una mejora evidente de la cantidad y diversidad de polinizadores, por lo que los campos se polinizan mejor. Esto supone una mejora de producción en algunos cultivos, como las sandías, que ahora producen un 10% más gracias al intercropping floral y los ambientes favorables para la fauna auxiliar y los polinizadores.

Por otro lado, a nivel de suelo, la captura de carbono nos permite pasar a hacer técnicas más de humificación y menos de mineralización. Con la labrada estábamos mineralizando el suelo y la única forma de ralentizarlo era cubriéndolo para que tuviera el máximo de carbono posible y aumentara la materia orgánica y la humificación (actividad microbiana). También hemos notado diferencias espectaculares en la temperatura del suelo: el otro día pusimos el termómetro y el suelo labrado y con plástico estaba a 28 ºC y el suelo planchado con cubierta vegetal estaba a 17 ºC; hay once grados de diferencia! Esto es especialmente positivo en los cultivos de invierno, ya que éstos se plantan en verano y sufren mucho con las temperaturas.

Otras fincas del proyecto

Planeses

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