Ciencia y campesinado se unen contra el uso indebido del concepto de agricultura regenerativa

Un camp d´horta regenerativa amb coberta vegetal al costat d´un camp d´horta convencional llaurat i amb cobertura de plàstics. Autor: Gerard Gaya

Un camp d’horta regenerativa amb coberta vegetal al costat d´un camp d´horta convencional llaurat i amb cobertura de plàstics. Autor: Gerard Gaya

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Un gran conjunto de entidades, entre las que se encuentran la Asociación de Agricultura Regenerativa Ibérica y la Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología (SEAE) ha comenzado una campaña mediática colectiva con el lema “Ni greenwashing ni venenos camuflados: unidos por una agricultura regenerativa sin agrotóxicos” y el objetivo de proteger la integridad del término de agricultura regenerativa ante el uso indebido por parte de ciertas empresas certificadoras privadas. Algunas de estas compañías están llevando a cabo sellos “regenerativos” que permiten el uso de herbicidas, pesticidas y fertilizantes de síntesis, unas prácticas totalmente antagónicas a las bases de la agroecología y la agricultura regenerativa.

El modelo regenerativo, fundamentado en los principios de la agroecología y potenciado por paneles intergubernamentales como el IPCC, busca regenerar, estimular y aumentar la fertilidad y biodiversidad de la tierra. Los grupos impulsores de la campaña trabajan con el CREAF como entidad científica de referencia y experta en este ámbito desde hace años, por lo que cuentan con este centro de investigación como asesor. Los principios básicos de la práctica regenerativa son el mantenimiento de la estructura natural del suelo eliminando la labranza, el potenciamiento de la biodiversidad, el aprovechamiento óptimo del agua, la integración de animales en el sistema, la cobertura del suelo y la eliminación total del uso de maquinaria pesada y agroquímicos.

Según el IPCC, el 24% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero antropogénicas provienen de la agricultura y la ganadería convencionales. En la península ibérica, prácticamente la mitad de estas emisiones están generadas por el uso de agroquímicos y la ineficiente gestión de los suelos. Ante este contexto, el concepto de agricultura regenerativa está ganando más protagonismo entre los discursos climáticos, empresariales y políticos, por lo que el propio organismo científico lo califica de solución múltiple, por su gran capacidad de mitigación (emite menos carbono y captura más) y por su importancia en la adaptación (permite resistir mejor las sequías y no depende de los combustibles fósiles). Desafortunadamente, como ya ocurrió con conceptos como “eco” o “bio”, el auge de la agricultura regenerativa lo está acompañando un proceso de apropiación y vaciado de contenido con fines publicitarios, comerciales y de lavado de imagen. Certificar como regenerativos aquellos alimentos que se han cultivado con el uso de sustancias químicas de síntesis es una contradicción y un engaño para el consumidor.

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